Los sueños se consideran materia prima de la obra surrealista, motivados por el dominio del pensamiento inconsciente.
Vamos a entrelazar el anterior texto a este, ya que un fragmento vital de los sueños son los recuerdos, en esta ocasión dotados de una mayor proporción de creatividad, despegando a órbitas de una realidad sensorial típica.
Los sueños generalmente no se pueden controlar ni dirigir, sino más bien nos arrastran cual torrente a lo largo de la mente, mezclando sensaciones muy fuertes como lo son: el miedo, la alegría, el placer, la impotencia, la ira, los deseos, etcétera.
Gran parte del psicoanálisis se concentra en estudiar los sueños, de igual manera cierta rama de las neurociencias lo hace con un enfoque distinto.
Como mencioné al inicio del texto, son varios los artistas de vertiente surrealista que su principal herramienta no era el pincel o la tinta, sino los sueños.
A mí únicamente me viene a la mente una pregunta:
¿Qué es un científico sin sueños?
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